El futuro llegó hace rato: ensayo sobre el goce y el racismo*

Por Gabriel Artaza Saade**

“Nuestro porvenir de mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez más dura de los procesos de segregación.”

                                                                 Jacques Lacan

Proposición del 9 de octubre  de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela

Multiplicidad de goces
En la teoría lacaniana el concepto de goce es central ya que es abordado por Lacan a lo largo de toda su enseñanza, a partir de sus seminarios que duraron alrededor de treinta años. Con este término se conceptualiza, en el psicoanálisis, el tema de la satisfacción y el placer en el campo de lo humano. Estos temas ya habían sido tratados por el creador del psicoanálisis con diversos conceptos y términos, entre ellos: principio de placer – principio de realidad – más allá del principio de placer, etc. Freud supo captar lo paradójico de la satisfacción en el sujeto y lo nombró como pulsión de muerte, como así también en torno a la moralidad introdujo la instancia psíquica del superyó y mostró en la clínica cómo la misma estaba ligada a la satisfacción de la pulsión de muerte.
Lacan va a extender la comprensión de lo paradójico del placer y la satisfacción a través del concepto de goce. Mostrará diversos aspectos del mismo tales como goce fálico, goce del idiota, goce femenino, goce del bla bla bla, etc. En esta oportunidad me propongo articular el concepto de goce con el tema del racismo.
El odio al Otro que se expresa en el racismo no lo explicamos con las categorías de la agresividad. Aquí reproduzco una pregunta de Miller, del capítulo 3 –Racismo– de su curso Extimidad: “¿qué hace que este Otro sea Otro para que se lo pueda odiar en su ser?” Y lo que se odia especialmente es su manera particular en la que el Otro goza. Podemos suponer que los colonizadores de América atacaron ese Otro goce que hoy queda como los restos de las diversas civilizaciones y que aún persiste en el culto a la Pachamama, en los festejos de carnaval, etc. Nuestra semejanza con el otro, con los otros, siempre está ligada a la forma de gozar, son comunidades de goces los que unen a los sujetos, podríamos decir. Y la tolerancia e intolerancia es al modo del goce del sujeto, poder soportar ese goce Otro que me hace diferente. Continúo con Miller del citado curso:
Simplemente, se confiesa que se quiere al Otro siempre que se vuelva el Mismo. Cuando se hacen cálculos para saber si deberá abandonar su lengua, sus creencias, su vestimenta, su forma de hablar, se trata de hecho de saber en qué medida él abandonaría su Otro goce.
En “Hablo a las Paredes”, dice Lacan: “Dentro de poco tiempo, antes de cuatro o cinco años, vamos a estar sumergidos en problemas segregativos a los que estigmatizaremos con el término racismo. Todos estos problemas resultan del control de lo que sucede en el nivel de la reproducción de la vida en seres que, en razón de que hablan, se encuentran con todo tipo de problemas de conciencia. Es inaudito que todavía no se hayan dado cuenta de que los problemas de conciencia son problemas de goce.”
Problemas segregativos que llamaremos racismo, dice Lacan casi enunciando de manera profética el gran problema actual presente en los países de Europa, en Estados Unidos y ahora en Argentina con la política que endurece las fronteras para impedir el avance de los ciudadanos de los países vecinos, y en donde si analizamos el discurso de las figuras líderes de esos países precisamente circunscriben el mal en ese Otro goce que representa el extranjero para sus países. Hace un tiempo atrás, el problema de la segregación en Europa fue reflejado a través de la imagen del niño sirio hallado muerto en una playa del mar mediterráneo. Esta imagen fue perturbadora e inquietante en tanto representaba a un niño “familiar” ya que podría haber sido su hijo, su sobrino o alguien cercano.

El futuro llegó hace rato
El psicoanálisis plantea otro modo de entender al sujeto y el goce no entra en las explicaciones de las neurociencias. En este sentido nos dice Gustavo Dessal en un libro imprescindible, Las ciencias inhumanas, dice: “El goce es la <> del pensamiento, una sustancia que no puede sintetizarse en el laboratorio, y que hace del pensamiento algo que no puede computarizarse por entero”. El psicoanálisis es una práctica que apunta a recuperar la dimensión histórica del sujeto, en tanto su padecimiento, su sufrimiento, en suma, su síntoma tiene que ver con una cadena discursiva e histórica.
Entonces según cómo entendamos el padecimiento, qué explicación le demos al sufrimiento humano, eso nos sitúa a cómo orientamos nuestra práctica y esa orientación implica un posicionamiento político del sufrimiento. Por mi parte prefiero pensar al sujeto como dueño de sus determinaciones históricas, como decía Eduardo Galeano, a quién los lacanianos no citan “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos pero a mí un pajarito me contó que estamos hecho de historias”, o para decirlo de un modo más cool entre lacanianos, prefiero pensar que el sujeto, más que el poeta, es el poema. “El sujeto es un poema”, dice Lacan, ya que es un ser hablado.
Lo enunciado por Lacan en 1967, la cita de nuestro epígrafe, muestra lo que avizoró para nuestro futuro de mercados comunes y la “solución” que se daría a la misma. Parafraseando un tema de los redondos “El futuro llegó hace rato”, y ese futuro llegó de la manera más cruel, “todo un palo, ya lo ves.” Las nuevas virilidades se inscriben en esta indagación por “La época”, presente en un libro de mi autoría, de próxima aparición.

 

* Este ensayo es un resumen y un adelanto de un trabajo por aparecer en el libro “Una nueva virilidad (Y otros ensayos sobre el sexo y la época)”, de Editorial Letra Viva y de próxima aparición.

** Psicoanalista

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