All inclusive. La contrarrevolución fascista de la propiedad

La imagen de la ilustración principal fue generada con Dall-e 3
por Aldo Ternavasio
1. FASCISMO EXTEMPORÁNEO. Si uno cree que el vocabulario de la década del 30 describe acertadamente nuestros problemas con el capitalismo, no tiene sentido hablar de fascismo. Si uno entiende que la situación en la que estamos inmersos demanda que nuestros problemas cambien, es necesario mostrar la solidaridad entre neoliberalismo y fascismo. La dimensión inaceptable del mercado internacional tal como lo experimentamos hoy. ¿Por qué? Porque mientras nos neguemos a actuar políticamente en virtud de lo intolerable que tiene el capitalismo en nuestro tiempo seguiremos girando en espiral hacia ese centro de gravedad demencial que nos arrastra hacia la guerra y la destrucción. Si esto ya era cierto antes de los ascensos de las ultraderechas, hoy con Trump en la metrópoli y Milei aquí, las cosas no dejan de acelerarse.
2. REPRIMIR EL RETORNO DE LO REPRIMIDO. «Las masacres periódicas de sus antepasados no tan lejanos por parte de colonos y otros buscadores de riqueza, en su mayoría de Europa occidental (países que hoy son, al menos tentativamente, los más abiertos a la cohabitación multiétnica), dieron como resultado, en los últimos dos siglos, la matanza de pueblos colonizados en una escala comparable a los crímenes nazis de la Segunda Guerra Mundial: involucraron literalmente a cientos de miles e incluso millones de víctimas». Quién dice esto no es el Lonko de una comunidad mapuche sino Zbigniew Brzezinki, mítico consejero de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. En este artículo de 2016 describe un panorama que hoy nos resulta totalmente familiar, también repasa las atrocidades realizadas por occidente en vistas a constituir su señorío sobre el mundo. Esto cuenta porque según este analista, las facturas históricas hoy reclaman la deuda. Concluye así Brzezinzki: Tan impactante como la escala de estas atrocidades es la rapidez con la que Occidente las olvidó.
3. LA VERDAD DEL LIBERALISMO. La imagen del fascismo es central hoy porque expresa la verdad del liberalismo. Solo en el marco de la perspectiva liberal, que es la que dominó durante los últimos siglos de la modernidad, la diferencia con fascistas y conservadores expresa una diferencia entre sociedades diferentes y no entre las élites y sus estrategias para retener el poder. El tríptico liberalismo, conservadurismo y fascismo tiene mínimo común denominador, que hoy experimentamos de manera palmaria y que se llama neoliberalismo. Este fascismo trasciende las relaciones entre humanos y se extiende a la totalidad del planeta (de paso recomiendo una serie de Paramount+ con perspectiva petro-fascista llamada Landman, escrita por el rey de la testosterona, Tim Sheridan y protagonizada por el literalmente incombustible Billy Bob Thornton). Para los que creemos que el problema debe cambiar, es necesario salirse del marco constituido por el capitalismo liberal occidental, hoy global.
4. PALESTINA ALL INCLUSIVE. Como se puede leer o ver en cualquier medio, Trump y Netanyahu ponen a punto, literalmente, la “solución final” para los palestinos de Gaza: expulsarlos nada más y nada menos que a Egipto, terminar de destruir lo poco que queda y construir una «riviera» para todo el mundo (son palabras de Trump). Después del genocidio, la limpieza étnica final, hoteles all inclusive y gentrificación. Si a alguien todavía le interesa entender hacia dónde va el capitalismo, haría bien en escuchar a Trump y mirar a Israel.
5. LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE DONALD TRUMP Y GOLDMAN SACHS. No deja de sorprenderme que haya personas que piensen que el neoliberalismo y el fascismo contemporáneo son formaciones ideológicas que no solo son diferentes, sino también, excluyentes. Basta leer a von Hayek hablando del Chile de Pinochet para advertir lo desencaminada que está la lectura del presente según una perspectiva configurada por la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y el ciclo de guerras de liberación nacional. De hecho, esta perspectiva viene de antes de 1971, es previa a que el “Nixon Shock” (el abandono de la convertibilidad del dólar al oro) hiciera estallar el orden de Bretton Woods. Recordemos que Trump, al asumir su primer mandato nombró a tres ex ejecutivos de Goldman Sachs en puestos clave e impulsó una reforma tributaria, la más grande en varias décadas, en la que bajó impuestos a ricos y a corporaciones sin incorporar ninguna mejora a su leal base de votantes. Introdujo nuevas desregulaciones en el sector financiero y profundizó el ataque a la sindicalización, lo que no trajo ninguna mejora para los trabajadores. Lo que sí logró incrementar es la retórica xenófoba y machista devolviéndole una seudo dignidad supremasista a una clase obrera que fue devastada por el neoliberalismo globalizado por demócratas y republicanos. En lo que respecta al resto de la economía —como muestran numerosos estudios—, nada de lo ocurrido en el primer gobierno de Trump se aparta de las tendencias hacia la recuperación iniciadas con Obama luego del derrumbe de 2008. Trump no supuso ninguna novedad económica para los trabajadores.
6. EL MISTERIO DE LAS TRES IDEOLOGÍAS EN UNA. Terminada la Guerra Fría, en los 90, los Clinton, los Tony Blair, etc., fundaron lo que se podría denominar “neoliberalismo [de retórica] progresista”. Eso fue la globalización unipolar posterior a la caida de la URSS. Pero para quienes no disfrutaban los beneficios de esa globalización sino la padecían cruelmente, sus efectos fueron los de un fascismo espectral, no los de un progresismo. Quienes piensan que hoy Trump está enfrentado al capital financiero simplemente desconocen el funcionamiento del capitalismo tecnológico actual, así como el papel en él de los fondos de inversión y de riesgo. El tríptico liberalismo-conservadurismo-fascismo entró en una suerte de simbiogénesis o coevolución cooperativa en la que se ensamblan y coordinan sin demasiados problemas. Que todo se combine con algo de Tinelli y asuma la lógica del reality show no le resta nada de brutalidad y peligro.
7. ES EL FASCISMO, ESTÚPIDO. Se me dirá que ese licuado está lleno de tensiones tanto por diferencias ideológicas como por intereses puntuales. Y es verdad. Pero la pregunta es si una lectura detenida de esas diferencias permite matizar políticas, alianzas y balizar un sendero de luchas populares. Mi respuesta es que en la actual coyuntura, esos matices solo adquieren relevancia si se ignora la brutalidad de la ofensiva que llevan adelante las élites plutocráticas. En ellas pareciera haber un consenso respecto a que su poder debe ser ejercido de una manera diferente a la de la hegemonía que primó bajo el ideal encarnado por el consumidor liberal progresista. De cualquier manera, si se toma como indicador de antiprogresismo las políticas migratorias y la cantidad de deportados, el podio de las gestiones neoliberales está asi: oro, Clinton, plata, Bush jr., bronce, Obama. Trump promete ahora 17 millones de deportados, con lo que desplazaría a Clinton (12 millones). No obstante, en su primer gobierno no deportó más del 10% que Obama (8 millones en sus dos períodos). Un minúsculo 0,4 millones. No obstante, es difícil olvidar las imágenes de los campos de concentración de migrantes de Trump.
8. PULSIONES PARA TODOS. Y a pesar de todo esto, no se trata solo de un asunto de élites. Las sociedades, subsumidas por el vertiginoso capitalismo de plataformas, no son ajenas a esto. Pero, afortunadamente, tampoco lo son quienes se rebelan. En la gran movilización del sábado pasado (marcha antifascista convocada por organizaciones LGBTIQ+) lo pudimos ver. La convocatoria fue acertada. Al invocar consignas antifascistas y exponer los cuerpos atacados le pudo dar visibilidad callejera y verdadera dimensión al asedio de los efectos prácticos del odio. Efectos y afectos que hoy, a pesar de su fragmentación, toda la sociedad percibe como el modus operandi irrenunciable del gobierno de Milei. Y aunque se los valore de maneras muy diferentes, ese llamado hacia la descarga de odio nos confronta a todos. En él se pueden ver los límites que una parte de la sociedad le pone al ataque contra lo que hace que la vida merezca ser vivida. Y se hace visible también lo contrario: el carácter afirmativo que para otra parte de la sociedad tiene ese ataque y el mileismo. No todo puede ser incluido en la factura del llamado progresismo. El deseo de los pueblos también juega.

8.1 RODEO POR FRANCO BERARDI. «El fascismo no va a reaparecer nunca bajo su forma histórica pasada, pero algunos rasgos de la experiencia fascista -en sus estilos barroco italiano y gótico alemán-pueden resurgir, y de hecho están resurgiendo hoy, en un contexto diferente. En los últimos diez años, hemos experimentado un proceso social que se parece mucho al que se desarrolló en los años veinte del siglo pasado en Italia y en Alemania, no obstante las diferencias en los contextos cultural y tecnológico. Hoy, en la segunda década del siglo XXI, si escuchamos el discurso público en el mundo entero -de la India de Modi a los Estados Unidos de Trump, a la Hungría de Orbán, a la Polonia de Kaczyński y al Reino Unido de Theresa May-, oímos el mismo mensaje: «No se piensen como trabajadores derrotados y empobrecidos; piénsense como guerreros blancos (o guerreros hindúes, o islámicos) y triunfarán». No van a triunfar, pero están a un paso de destruir el mundo».
9. HASTA QUE VALGA LA PENA VIVIR. Por otra parte, la convocatoria también fue acertada porque logró condensar un malestar inherente a la dinámica de los mercados neoliberales. Logró poner en el centro de la escena la naturaleza de la guerra de clase que las élites económicas están librando contra la sociedad: demoler la desobediencia y sus principales armas, la organización y la solidaridad. Con la misma decisión que el gobierno encara la ofensiva contra la ESI, avanza contra las paritarias y la redistribución de la riqueza. Lamentablemente, aún no estamos frente al surgimiento de una nueva idea de política que pueda superar los objetivos meramente electorales dentro de los límites impuestos en esta coyuntura. Pero si el pueblo se mueve, es posible comenzar a pensar, imaginar y materializar ideas y prácticas políticas novedosas. Afirmar que la vida no debe estar consagrada al mercado neoliberal es una afirmación potencialmente revolucionaria porque implica recuperar la capacidad de decidir qué es una vida que merezca ser vivida. Y, sobre todo recuperar la capacidad de vivirla. Es necesario perforar el pragmatismo del mercado y del consumo. Es utópico, pero la utopía cambia las valoraciones de las experiencias aun sin realizarse. La guerra de clases comienza aquí: quién responde a la pregunta sobre qué vida es la que queremos vivir. Hoy no se tolera que esa respuesta no la formule el mercado.
10. MULTITUD. Pueblo y clase obrera industrial organizada ya no son sinónimos (tal vez ahí el kirchnerismo encontró un límite no gestionable). Mientras los segundos —la clase obrera— tienen una representación institucional, por más burocrática que sea, el primero —el pueblo— no. Aparece solo como multitud. Por el momento, se constituye en la calle como un pueblo por venir. Si el proyecto supremacista del floreciente liberal-fascismo termina de consolidarse, la sangre no va a escasear.
11. SEGMENTACIÓN. Las condiciones que permitieron a EE. UU. y Europa liberalizar sus sociedades con nuevos derechos “culturales” supusieron un estado de guerra no declarada permanente, tanto en el exterior (países subalternos) como en el interior (precarización/desocupación). En cierto sentido, Reagan y Thatcher, muy paradójicamente, crearon las condiciones de posibilidad para lo que hoy los neoconservadores fachos llaman lo woke: la desregulación generalizada de la economía culminó en lo que ellos ahora ven como la primacía de la izquierda cultural (algo risible, por supuesto): la desregulación de lo social. No se puede una sin la otra. Esta desregulación de lo social es inherente a la lógica del mercado y del cosumo. Se llama segmentación. El mercado siempre se apropia de diferencias para crear nuevos segmentos de consumo. Son tensiones irreconocibles del neoliberalismo.
12. LA LÁMPARA FROTADA. El problema es que no se puede separar la cuestión de los reclamos de minorías de la cuestión de clase (límite del progresismo). Demandar igualdad real, tal como lo hacen muchos sectores del feminismo, por ejemplo, no es posible sin exigir redistribución de la riqueza y, en última instancia, la transformación de las jerarquías sociales que están en la base del capitalismo. El llamado progresismo no puede llegar hasta ahí. Tampoco pudo el peronismo. Mal que le pese a ese viajero del tiempo llamado Guillermo Moreno, la doctrina de la justicia social es un genio que, una vez liberado, no retorna a la lámpara. Pide más. La máquina electoral, un autómata descarriado, también.
13. QUIÉN HACE SOPLAR AL VIENTO. Nuestras expectativas de vivir una vida buena están modeladas por (e impregnadas de) las necesidades del mercado y, por tanto, de las élites. La capacidad del capitalismo para expandir la promesa posible de tales expectativas no tiene límites: es realmente de proporciones utópicas. Fascista es esa desmesura que fabrica miseria y malestar a la misma velocidad que vidas posibles —pero abstractas y utópicas— colmadas de un bienestar que solo se extrae de la derrota y sumisión de todo el mundo.
14. ALL EXCLUSIVE. Hoy la productividad del Occidente desarrollado tiene que vérselas con la de China, a la que no solo ya no supera, sino a la que tampoco puede imponer el tradicional y rentable intercambio desigual. La retórica del mundo libre y los derechos humanos no puede triunfar en la batalla cultural cuando la organización social neoliberal pierde en la economía. EE.UU. la abandona a la velocidad del rayo: es un lujo que las élites ya no pueden permitirse. Ahora se trata de extraer valor de todo lo que se pueda. Es hora de la fuerza, no de la persuasión. Basta con recorrer de manera transversal una ciudad como el Gran San Miguel de Tucumán para darse cuenta de que apartheid, necropolítica y clasismo pueden asumir las más diversas formas. Ninguna de ellas excluye la violencia. Como también es evidente ahora que el calentamiento global no se puede barrer bajo la alfombra. Surgen los hiperproyectos urbanos para hiper ricos (ver los desarrollos urbanos iniciados por Arabia Saudita). El apartheid prefigurado por la ciencia ficción hoy está en obras. Tal vez Trump piense ponerse al día en Gaza: una tierra sin pueblo para ricos que se quedan sin la Tierra.
15. MANTENER UN BUEN CLIMA DE NEGOCIOS. Hay zonas en las que el fascismo y el liberalismo son indiscernibles. Un caso ejemplar es el de la población carcelaria de Norteamérica. Es la más grande en términos absolutos y relativos. Tiene más de 2 millones de personas encarceladas, lo que supera a China, con 1,7 millones pero más de 4 veces su población. En el «hogar de los valientes» hay empresas que cotizan en bolsa que se dedican a ofrecerle al Estado el servicio de encarcelamiento. Por ejemplo, CoreCivic, antes conocida como Corrections Corporation of America (CCA), fue fundada en 1983 y es pionera en la privatización de prisiones. Tiene 100 prisiones con 65.000 camas. En octubre de 2023, su capitalización bursátil ascendía a aproximadamente 1190 millones de dólares. Otra corporación comparable es The GEO Group con 130 establecimientos en EEUU, UK y Australia. Estuvo involucrada en escándalos por la superexplotación del trabajo de los reclusos (menos de 1 dolar la hora en algunos estados). Actualmente su capitalización bursátil ronda 1000 millones de dólares. Este negocio nació en los 80 con Reagan y alcanzó su apogeo con la ley que impulsó Clinton que disparó la cantidad de encarcelados. Ley de Control de Delitos Violentos y Aplicación de la Ley de 1994, o más conocida como ley Crime Bill. Si bien Obama y Biden comenzaron a cancelar contratos federales (entre otras cosas por presiones de organismos de DDHH y por escándalos vinculados con el financiamiento de campañas), no es menos cierto que varios estados con administración Demócrata sostienen ese régimen.

16. AI MACHT FREI. La utilización de drones de ataques y misiles Hellfire constituyen verdaderos campos de exterminio postfordistas, es decir desterritorializados. Obama multiplicó por diez su uso respecto de Bush jr. Trump también los intensificó e introdujo la doctrina de los Signature Strikes. Esto significa que el blanco se establece porque responde a un patrón de conducta que lo hace atacable y no porque se halla identificado un enemigo «válido». La idea de la intervención militar fue sustituida o complementada por una suerte de estado de excepción en la que las FFAA de USA ejecutan personas a discreción en virtud de un inefable interés nacional. El liberalismo occidental es de un racismo inocultable y nunca se ha limitado a la hora de declarar un estado de excepción ante una población que realmente le estorba. El apoyo irrestricto de EEUU y la UE al genocidio llevado adelante por Israel no vaciló ni siquiera cuando se conoció que sus fuerzas armadas comenzaron a usar Lavender, un sistema de inteligencia artificial para asignar blancos de manera automática. Se estimaba en abril de 2024 que el sistema había marcado a 37.000 militantes de Hamas a los que se atacó de noche cuando estaban con sus familias casi sin intervención humana. Esta información fue dada a conocer por un medio israelí llamado +972 (ver link abajo). Según esta documentada investigación, «Durante las primeras etapas de la guerra, el ejército dio una aprobación total a los oficiales para que adoptaran las listas de asesinatos de Lavender, sin exigirles que comprobaran minuciosamente por qué la máquina tomaba esas decisiones ni que examinaran los datos de inteligencia en bruto en los que se basaban. Una fuente afirmó que el personal humano a menudo sólo servía como «sello de goma» para las decisiones de la máquina, y añadió que, normalmente, dedicaban personalmente sólo unos «20 segundos» a cada objetivo antes de autorizar un bombardeo, sólo para asegurarse de que el objetivo marcado por Lavender fuera un hombre».
17. LA CONTRARREVOLUCIÓN DE LA PROPIEDAD. Concluyo con otra larga cita. «En lugar de tratar al fascismo como un acontecimiento singular o identificarlo con una configuración particular de partidos, regímenes e ideologías europeas, para pensar en y contra nuestros días necesitamos «ver al fascismo dentro de la totalidad de su «proceso»». Esto también implica abordar el fascismo en la larga duración, percibirlo como una dinámica que precede a su denominación. Significa entender al fascismo como íntimamente vinculado a los prerrequisitos de la dominación capitalista -que, aunque mutables y a veces contradictorios, tienen cierta consistencia en su núcleo. W. E. B. Du Bois dio a este núcleo un nombre, todavía utilizable hoy: «la contrarrevolución de la propiedad». A pesar de todas sus profundas diferencias y disimilitudes, el terrorismo del Ku Klux Klan contra la Reconstrucción Negra, el ascenso del escuadrón contra la organización laboral en Italia o la codificación asesina del neoliberalismo en la constitución de Chile pueden todos entenderse bajo ese encabezado.» Late Fascism: Race, Capitalism and the Politics of Crisis. Libro del investigador italiano Alberto Toscano recientemente publicado.
ALGUNAS REFERENCIAS ALUDIDAS
AMY GOODMAN Y YUVAL ABRAHAM. (2024). Lavender & Where’s Daddy: How Israel Used AI to Form Kill Lists & Bomb Palestinians in Their Homeshttps://www.democracynow.org/2024/4/5/israel_ai
BBC MUNDO, (2016). Goldman Sachs, la poderosa firma de Wall Street de la que proviene el equipo económico de Donald Trumphttps://www.bbc.com/mundo/noticias-38291721
EZRA KLEIN, (2018). The truth about the Trump economy. Did Trump unleash an economic miracle, or take credit for Obama’s work? https://www.vox.com/policy-and-politics/2018/8/24/17759940/donald-trump-economy-jobs-growth-obama
FRANCO BERARDI, (2017). La segunda venida. Neorreaccionarios, guerra civil global y el día después del Apocalipsis. Editorial Caja Negra
PATRICIA CARO, (2024). El primer Trump deportó menos que Obama, Clinton o Bush, pero de forma más indiscriminada https://elpais.com/us/2024-11-19/el-primer-trump-deporto-menos-que-obama-clinton-o-bush-pero-de-forma-mas-indiscriminada.html
PORTAL DE CORECIVIC https://www.corecivic.com/https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/08850607.2024.2382029#abstract
RUXANDRA OANA & JOHN HARDY, (2024). Signature Strikes and the Ethics of Targeted Killing https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/08850607.2024.2382029#abstract
YUVAL ABRAHAM, (2024). ‘Lavender’: The AI machine directing Israel’s bombing spree in Gaza https://www.972mag.com/lavender-ai-israeli-army-gaza/
ZBIGNIEW BRZEZINSKI, (2016). Toward a Global Realignment https://www.the-american-interest.com/2016/04/17/toward-a-global-realignment/