La amenaza de una derecha regresiva
Por José Vitar*
Está ya culminando este largo y tenso proceso electoral, y pocas horas nos separan ya de la trascendente decisión que el próximo domingo adoptaremos los argentinos.
Las opciones están muy claras y la diferenciación tiene que ver con la fanática adscripción opositora a un liberalismo económico de incierto rumbo. Sólo sabemos que plantean anular el rol del Estado subordinándolo al arbitrio del mercado. Proponen igualmente aplicar un ajuste fiscal que amenaza con liquidar derechos de larga data.
Quienes profesamos un compromiso con la democracia y la igualdad de derechos, y reivindicamos nuestra identidad nacional y latinoamericana, que alguien como Milei haya llegado tan lejos, nos perturba especialmente. Nos coloca en el lugar de jamón del sándwich, entre la derecha ultra reaccionaria y un deficitario sistema político interpelado por la sociedad.
Sin embargo, no nos confundirnos. La participación del peronismo y otros sectores progresistas en Unión por la Patria es garantía de que un gobierno de Massa debe retomar la senda de un Estado presente con vocación industrialista que dejó como herencia el peronismo. Con la irrenunciable misión de doblegar a la crisis inflacionaria.
Milei ha propuesto extravagantes medidas regresivas como eliminar la moneda adoptando como propia el dólar, lo que va de la mano con cerrar el Banco Central, creado paradójicamente en medio del auge del pensamiento liberal. Ni siquiera privatizarlo, como antes del peronismo, sino cerrarlo, en un país sin política monetaria.
Concepciones contrapuestas del país que van más allá de lo económico: su candidata a vice, promueve la revisión del pacto democrático argentino post dictadura militar basado en la condena del terrorismo de estado, que Villarruel pretende banalizar con la discusión sobre cuántos millares de víctimas hubo.
Como otras veces en el pasado, la derecha intenta que recrudezcan antinomias que creíamos ya superadas, provocando nuevas grietas y ahondando las ya existentes.
En un clima de creciente tensión, estamos asistiendo a una guerra de encuestas, con números que varían según quien las difunda.
Ello advierte de un escenario de paridad con una tenue ventaja de Massa pero aún un número de indecisos que tornan el resultado en impredecible.
Un estudio de la prestigiosa consultora CELAG, dice que confrontarán el miedo con relación al candidato libertario y el enojo con Massa por su impotencia para bajar la inflación. Es obvio, pues es el actual ministro de Economía.
El ex presidente Macri ha dejado trascender que si gana Massa él podría terminar preso, lo que se suma a lo dicho por su otrora aliado y amigo, el gobernador jujeño Gerardo Morales, denunciando que su acuerdo con Milei oculta un pacto de impunidad para no ir preso.
El gobierno de la provincia, que hace mucho tiempo dejó de ser autónoma en sus decisiones, cruza los dedos para que no haya cambios que traben la precaria ecuación fiscal y pueda recurrir en busca de ayuda a la Nación.
Por las dudas, reproduce hacia abajo esa misma lógica y la no renovación del Pacto Social con los municipios los pondría de rodillas ante el tesoro provincial, recreando una práctica que impera desde el reinado de José Alperovich.
También, el resultado nacional habrá de incidir en la reyerta política provincial, entre el nuevo gobernador y el que ya ha dejado de serlo.
El próximo domingo, al finalizar esa agotadora jornada, a partir de las 21 horas en que se conocerán los partes del escrutinio provisorio, habrán de develarse las incógnitas sobre el futuro próximo del país y de la provincia.
Allí sabremos si el miedo hacia la derecha regresiva habrá o no triunfado sobre el enojo y si el gobierno de Jaldo tendrá una oreja más – o menos- amiga en la ciudad donde Dios atiende y si Manzur ha iniciado el camino de su ocaso o tendrá una nueva oportunidad.
*Diputado nacional MC. Presidente del Frente Grande Tucumán.