El Legado de Fidel y la Educación en Cuba Socialista

Escribe: Daniel E. Yépez*


Siguiendo a Brecht, una comparsa de analfabetos políticos, de lengua larga, inteligencia corta y mentalidad colonizada, prisioneros de prejuicios reaccionarios y pensamiento mágico mediatizado, se dedica a opinar impunemente sobre la revolución cubana y el legado histórico de Fidel. A fin de refutarlos y de promover un debate serio al respecto, aportaré datos sobre un aspecto puntual de su gran herencia política: la educación popular en Cuba socialista. Durante el gobierno de Fulgencio Batista (1952-1959), con relación al analfabetismo:

  1. Existían 1 millón de analfabetos absolutos.
  2. Había más de 1 millón de semi-analfabetos.
  3. El 23,6% de la poblaci6n mayor de diez años no sabía leer ni escribir.
  4. Había 600.000 1niños sin escolarizar.
  5. En zonas rurales, el 70% eran analfabetos.

Respecto a la asistencia escolar:

  1. Sólo estaba matriculado el 55’6% de niños entre 6 y 14 años.
  2. Solamente el 17% de jóvenes entre 15 y 19 años recibía algún tipo de educaci6n.
  3. En 1956, el 45% de la poblaci6n rural no había asistido nunca a la escuela, y de los que asistieron, un 90% no había pasado del tercer grado.
  4. De los niños de las ciudades (600.000), casi las tres cuartas partes iban a la escuela, con bajísima calidad educativa y alto grado de ausentismo.
  5. En resumen, sólo uno de cada diez niños de 13 a 18 años estaba escolarizado.

La asistencia era mínima en general, agudizándose en zonas rurales, donde era una excepción. Entre 1960 y 1973, se evidenciaron profundos cambios educativos gestados durante los primeros años de la Revolución. Respecto al analfabetismo

  1. 118.491 niños asistían a Jardines de Infantes urbanos y rurales.
  2. A las escuelas públicas asistían 728.047 niños, sin ausentismo.
  3. A las diferentes orientaciones de Nivel Medio concurrían 100.216 estudiantes y 267 para Educación Especial.
  4. Fueron alfabetizados 700.000 adultos, a través de la campaña QTATA (Que Todo Analfabeto Tenga Alfabetizador), con lo cual el índice de iletrados descendió de un 37’5% (70% en zonas rurales) a un 3,9%. En cuanto a la asistencia, el problema se redujo a casos particulares, luego de que la educación fuese declarada pública, gratuita, obligatoria y sufragada por el Estado.

Con relación a la educación superior universitaria, hasta 1959 las universidades cubanas imitaban el modelo yanqui, arancelado, elitista, clasista y selectivo, formando una minoría de alienados profesionales al servicio de los grandes monopolios y corporaciones que vampirizaban la riqueza de la isla, transformada en garito y prostíbulo. La dependencia económica, empresarial y cultural respecto a EE. UU., hacía que los puestos importantes fuesen ocupados por norteamericanos, mientras los profesionales cubanos quedaban relegados a cargos subalternos o condenados a la desocupación. La revolución transformó de cuajo, cualitativa y cuantitativamente esta situación. La universidad nacional, popular, abierta al pueblo y al servicio de la emancipación cultural y de los intereses cubanos, con planes de estudios totalmente reformados, se plasmó -una década después-, en los datos que siguen:

  1.  Ingeniería cursaban 11.819 estudiantes;
  2. Educación, 8.466;
  3. Medicina, 7.766;
  4. Ciencias Sociales 6.968;
  5. Agricultura, 6.483;
  6. Letras, 4.014;
  7. Ciencias Exactas y Naturales, 3.49
  8. Derecho, 2.348;
  9. Bellas Artes, 1.262 y
  10. tecnicaturas y carreras terciarias, 2.804.

El total de la población universitaria sumaba 55.428 estudiantes en 1973. El lector sacará sus propias conclusiones, ya que los límites de este trabajo me impiden avanzar hacia la riquísima dimensión cualitativa del proceso educativo cubano, luego de la revolución. A pesar del tiempo transcurrido, en la actualidad «la educación cubana es un ejemplo para el mundo», declaró a la Agencia Cubana de Noticias el representante de la “Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe” de la Unesco, Miguel Jorge Llivina Lavigne, durante el Congreso Internacional “Universidad 2014”. Recordó también que Cuba registra un índice de desarrollo del programa “Educación para Todos” muy elevado, incluso si se lo compara con los países capitalistas avanzados. Dicho índice considera la calidad de vida, asociada a la calidad educativa, de la primera infancia, la niñez escolarizada, la formación de adolescentes y jóvenes, como así también la alfabetización de adultos y la paridad entre los sexos. Según este indicador Cuba ocupa el primer lugar entre todos los países latinoamericanos, incluyendo México, Venezuela y Argentina, a partir de evaluar los objetivos trazados por la iniciativa de la Unesco ‘Educación para Todos’, lanzada en el año 2000. De acuerdo con el último informe, Cuba también ocupa el primer lugar entre los países de bajos ingresos que más invierten en Educación. 2El representante de la Unesco destacó también la importancia de los programas educativos cubanos ‘Educa a tu hijo’ y ‘Yo sí puedo’, que los isleños implementan en América Latina y en los países caribeños, cuyo objetivo principal es combatir el analfabetismo y proveer educación para todos. Hoy en día Cuba exporta servicios educativos a 43 países, donde tiene desplazados un total 2.326 maestros, la cifra más alta registrada hasta el momento y que se pretende aumentar en los próximos años, según el Ministerio de Educación (MinEd). El grupo más numeroso de estos maestros cubanos presta servicios en Venezuela con 423 docentes, seguido de Guinea Ecuatorial con 221 y Angola, donde se encuentran trabajando 219 educadores. Según el director de Relaciones Internacionales del MinEd, Alfredo Díaz, la transferencia de servicios educativos y de asistencia médica forma parte de las estrategias diplomáticas, pedagógicas y solidarias desarrolladas por el gobierno cubano, a fin de atender las necesidades de aquellos países que los demandan.

San Miguel de Tucumán, 03 de Diciembre de 2016

*Licenciado en Pedagogía; Magíster en Ciencias Sociales, Orientación Historia y Doctor en Ciencias Sociales, Orientación Historia de la Educación. Docente-Investigador de las Universidades Nacionales de Tucumán y Jujuy. Profesor del Nivel Terciario de Formación Docente, Escuela Normal Superior Juan B. Alberdi, de San Miguel de Tucumán

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