ACUERDO ENTRE LAS CANCILLERIAS DE ARGENTINA Y GRAN BRETAÑA

ACUERDO ENTRE LAS CANCILLERIAS DE ARGENTINA Y GRAN BRETAÑA

“En ninguna parte del texto se menciona nuestra soberanía”

En diálogo con LINK! María Celia Bravo, investigadora independiente del CONICET y docente de la UNT, analiza los riesgos para la soberanía sobre las Islas Malvinas y los potenciales retrocesos derivados de una política exterior concesiva y claudicante frente a las pretensiones británicas.
Por Adriana Gil

-En el acuerdo firmado entre Argentina y Gran Bretaña se propone «remover todos los obstáculos que limiten el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo pesca, navegación e hidrocarburos» ¿cuál cree Ud. que son las implicancias y riesgos para la controversia por la soberanía?
El controvertido “tratado” firmado representa un retroceso en la ´política de defensa de la soberanía de las Islas Malvinas y áreas del Atlántico Sur. Con este acto, la Canciller Malcorra desató una tormenta política en el Congreso, los legisladores desconocían lo firmado y se enteraron por los diarios, a pesar de integrar el único poder habilitado para suscribir tratados internacionales. Ante las críticas, Malcorra retrocedió y declaró que se trataba de una declaración conjunta donde se retomaba una agenda bilateral “constructiva”, destinada a restablecer vuelos, además de eliminar medidas restrictivas a la explotación del gas, petróleo, pescas y embarques. Naturalmente esta “declaración” tiene implicancias para nuestro país y toda la región. En primer lugar, el acuerdo representa una admisión tácita de la legitimidad de los derechos del Reino Unido sobre las Islas Malvinas. Es de destacar que en ninguna parte del texto se menciona nuestra soberanía sobre esos territorios que, por mandato constitucional, el gobierno está obligado a defender. En segundo lugar, abre las puertas para la explotación de las riquezas hidrocarburíferas, minerales, ictícolas a un país con el que la Argentina mantiene un prolongado litigio en cuestiones de soberanía, además de potenciar sus derechos para una futura apropiación de parte de la Antártida.
En tercer lugar, el histórico fallo de la ONU de marzo de este año acordó un nuevo límite exterior de la Plataforma Continental Argentina que sumaron 1.700.000 kilómetros cuadrados a nuestro territorio. El fallo implicó un incremento de un 35% de la superficie actual total soberana del país. Este logro se debió a la gestión del Canciller Jorge Taiana que realizó más de 70 presentaciones acompañadas por una importante documentación. La incorporación de reservas de petróleo, gas y recursos biológicos potencialmente lucrativos incrementó el interés del Reino Unido por entablar una “colaboración” de tipo económica, siempre y cuando no se considere el tema de los derechos soberanos argentinos sobre esos territorios.

-En su opinión ¿qué características le atribuye a la continuidad de este enclave colonial en el Atlántico Sur en la actual configuración geopolítica global? ¿Cree que hay otros actores internacionales con intereses estratégicos en la zona?

Otra perspectiva necesaria para considerar la cuestión Malvinas, es la presencia de una base de la OTAN apostada en el archipiélago, situación que proyecta a la alianza atlántica como una potencial amenaza para los países del Cono Sur en un contexto mundial caracterizado por la escasez de recursos naturales. Por otra parte, debemos recordar que en 2009, el Parlamento Europeo, a través del Directorio General de Políticas Externas de la Unión Europea, incorporó entre sus bases a la Fortaleza Malvinas con el objetivo de satisfacer sus necesidades de defensa y de seguridad, denominaciones que significaban una tácita amenaza para nuestro país por parte de la Alianza. Actualmente, la OTAN destina un 7 % de su presupuesto al mantenimiento de la Fortaleza Malvinas, importe que refleja la importancia estratégica de la misma. De modo que, detrás del Reino Unido está la OTAN y sus principales actores asociados, Estados Unidos y Europa, cuyas acciones respecto de Malvinas tiene sus implicancias en el Atlántico Sur y en las regiones circundantes, entre ellas, la Antártida, territorio también reclamado por los británicos.

“El acuerdo representa una
admisión tácita de la legitimidad
de los derechos del Reino Unido
sobre las Islas Malvinas”

-¿Considera que un acuerdo de estas características de otorgamiento expansivo de beneficios a Gran Bretaña pueda intensificar la posición colonialista en las islas y generar un retroceso para el reclamo argentino?
Efectivamente, estas facilidades otorgadas a Gran Bretaña constituyen amenazas serias para los intereses de las naciones sudamericanas, no sólo de la Argentina. La continuidad de una matriz energética basada en el petróleo y el gas constituye un elemento clave que puede revitalizar las políticas coloniales ensayadas en distintas regiones del planeta. África y Medio Oriente nos brindan una situación extrema de guerra no declarada generada por la disputa de los recursos energéticos a escala global. En ese sentido, la política llevada adelanta por la gestión Macri recuerda a la implementada por Carlos Menem. Durante su gobierno se suscribió la “Declaración Conjunta Argentino-Británica sobre Actividades Costa afuera en el Atlántico Sudoccidental” que alentaba la exploración y eventual explotación de hidrocarburos en aguas adyacentes a las Islas Malvinas. Los acuerdos reflejaron un éxito para la postura británica de “aguas separadas”, donde la pretensión de Gran Bretaña era que la Argentina aceptara que Londres otorgara permisos por cuenta propia en una serie de áreas delimitadas dentro de la zona de preservación pesquera y la zona de prohibición de pesca, ubicada al este de las islas, área que quedaba bajo exclusivo dominio británico. Los acuerdos petroleros y pesqueros, permitieron al Reino Unido un avance aceptado por nuestro país, lo que implicó una suerte de reconocimiento de los reclamos británicos sobre las islas y los espacios marítimos circundantes. Vale la pena destacar que los acuerdos sobre pesca otorgaron tranquilidad económica a los isleños, permitiéndoles ingresos anuales superiores a los habitantes de cualquier país petrolero.
-Se ha destacado en los incesantes reclamos de Argentina que la soberanía de las islas es una cuestión de Estado y un imperativo ético frente al colonialismo. En el actual contexto político de gobierno de Cambiemos ¿cree que este acuerdo represente una bisagra por las posibles claudicaciones que deriven de su firma?
Malvinas expresa un enclave colonial, como también lo es Gibraltar y otros tantos territorios que devienen de la etapa imperial de Gran Bretaña. La cuestión Malvinas constituye para la Argentina una verdadera política de Estado en la medida que se la incorporó al texto constitucional en 1994, al considerarla parte integrante e imprescriptible del territorio argentino. Este acuerdo constituye un primer precedente de una política “permisiva” por parte de la administración macrista que pretende silenciar la política de la soberanía, incumpliendo el mandato constitucional, como en tantas otras cuestiones.

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“El acuerdo representa una admisión tácita de la legitimidad de los derechos del Reino Unido sobre las Islas Malvinas”

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