“Esta es una nueva quiebra de este mundo hecho con exclusión”

El doctor en Economía Hugo Ferullo analiza el impacto de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus en Argentina y el mundo, que agrava las consecuencias del capitalismo financiero global en los aumentos de la desigualdad y la concentración de la riqueza y que nos sitúa frente a lo que él llama una nueva “crisis civilizatoria”.

 

Por Adriana Gil y Eduardo Núñez Campero

 

-¿Cómo analiza la actual situación de pandemia y cuáles cree que serán los efectos en la economía global?
La pandemia exige lo contrario de la economía: la economía pide movilidad, intercambio mientras que la pandemia exige mantener la gente en su casa y frenar. El FMI habla de bloqueo, nos dice que la economía está bloqueada. Esto es un problema mundial, esta crisis es peor, en términos económicos, que la del ‘30 porque nunca hubo un bloqueo de la movilidad de bienes y de gente como este. Aún así, el mundo está en una situación holgada, la producción existente en términos de PBI global puede aguantar un par de años largos sin que cambie demasiado. Lo que hay que hacer en la pandemia es mantener a la gente en su casa y que todos tengan una existencia digna. El problema es que frente a un problema que tiene solución -porque esto no va a durar 100 años- se ha hecho lo posible por negar en el mundo la cuestión sanitaria y humanitaria en una mezcla fenomenal y diabólica de medios y fines. Que la economía “debe seguir” como si ese fuera el fin, y la vida humana, que es el fin último de la economía, fuera el medio; sacrificar a la gente para que la economía no quiebre. Además, un sinsentido ya que la economía quiebra porque está bloqueada por la falta de movilidad, esta es la situación con el coronavirus.

-¿Cómo ve a Argentina en este contexto y el manejo de la cuarentena?
Argentina no tiene nada de especial, fue muy sensata la decisión en la cuarentena inicial y como el resto con una economía parada pero con menos muertes y menos contagios. Lo que debe hacer es que la gente siga viviendo en este parate y en este sentido no hay muchas recetas. El único actor capaz de que funcione la vida humana en la pandemia es el Estado, que puede propiciar que los recursos le lleguen a la gente en su casa cuando no está trabajando. En EEUU el gobierno está poniendo el 10 % del PBI como gasto fiscal adicional. Hay que buscar en los tiempos de guerra para encontrar esos numeritos, es una brutalidad de plata. Argentina está alrededor del 3% y puede llegar a 4% y va a tener que ser así hasta fin de año. El Estado debe poner lo suficiente para que se mantenga en pie lo que viene después porque si quiebran todas las empresas, si se rompe todo, después hay que hacer todavía mucho más. Hoy EEUU tiene relación de 3 a 10 con Argentina. Por supuesto, el problema argentino es que está sin recursos, viene de una crisis casi terminal del periodo anterior y esta pandemia nos agarra sin la capacidad suficiente. Pero eso tiene una faz doble porque este año iba a ser malo para Argentina y países con mejor pronóstico no la están pasando mejor. Para Argentina se preveía una caída de 1% y 2 % de PBI y otros pensaban crecer un 3% y 4% y resulta que ¡van a caer todos! Va a caer más el que pensaba crecer que Argentina que venía en recesión. En definitiva, no le irá peor a Argentina en la pandemia que a ningún país.

-No sabemos los alcances ni la duración de la pandemia ¿cuáles considera como ejes clave para la recomposición económica?
La economía no se va a mover hasta que no haya una vacuna. Eso es una ilusión que en todos los países está mostrando que tiene patas cortas, quieren abrir el turismo en Portugal, los italianos quieren que la gente vaya al Coliseo y la gente no va, se quieren abrir las playas y la gente cada vez va menos. No hay mucho para hacer distinto a lo que se está haciendo, que se siga produciendo lo que se pueden producir desde ya pero no soñar que ni el Estado ni ningún actor de la economía puede movilizar a la gente cuando está bloqueada. Eso va a pasar cuando haya una vacuna para el coronavirus o un remedio que lo cure. El problema no es actual, es que se hace después, ahora no hay mucho para hacer.

-Lo que preocupa es la pérdida de empleo, la recesión, ¿de dónde se obtienen los recursos para sostener la economía? El ex vicepresidente Amado Boudou propone un shock redistributivo con créditos masivos, rebajas de tarifas y bajas tasas, ¿cuál es su opinión?
A eso me refiero con el 3% o 4 % como déficit fiscal que debe ser mayor para asegurar a la gente las condiciones mínimas y para que las empresas no quiebren. No hay mucho más para hacer porque cualquier reactivación de la economía ¿para qué? la gente está en su casa, asustada y sale poco. Es cierto que no está totalmente paralizado pero no hay nada que florezca. Cuando el Estado pone plata es redistributivo y tiene que seguir porque no se ve que se dispare la inflación habiendo un bloqueo económico. El Estado necesita poner muchos más recursos, sin miedo al déficit fiscal ni a la emisión porque eso le va a pasar a todo el mundo. El problema del empleo es mundial, EEUU tiene un problema fenomenal y no hicieron cuarentena. No hay solución en pandemia para eso, la solución vendrá después.

-En ese sentido, el Estado está implementando el IFE y la ATP ¿qué opina de estos programas y de un Ingreso Básico Universal?
El IFE permite que la gente esté en su casa y tenga la subsistencia mínima y la ATP es para que las empresas no se caigan. Eso hay que continuarlo, hay que pensar que este año va a ser así. El Ingreso Universal es una vieja idea y es lo que se viene en el mundo cuando pase esto. El tema es la inercia de la crisis del mundo globalizado y da la impresión que tuvo un crack con esto. Es lo que Keynes llamaba una “crisis de civilización” similar a los años ‘30 y después de la 2da Guerra Mundial, una quiebra absoluta del sistema. A partir de ahí, el mundo se rehízo con instituciones mucho más inclusivas, hubo “30 años gloriosos”, de mejor distribución, de ascenso de la clase media que es lo que se desmoronó desde hace 40 años con este neoliberalismo pero que es el que quebró ahora. Lo que se ha visto es el capitalismo rentista donde el grueso de la acumulación de riqueza pasa por negocios especulativos. Otra instancia que esta crujiendo es la crisis ecológica a la que muchos asocian esta pandemia como un llamado de atención de que el ser humano está matando la naturaleza y esta se está defendiendo. Y eso puede seguir si no se toma conciencia. El trabajo precarizado cada vez a escala mayor, la gente cada vez con menos solidez en el trabajo y los ingresos. Eso está abierto, puede continuar igual, peor o puede mejorar, ¡quién sabe! El mundo está a la espera de que aparezca una visión común como cuando apareció la Guerra Fría. EEUU tenía el comunismo al frente y hubo una visión común lo que llamaron el “compromiso keynesiano”. Pero en el mundo capitalista eso pasa en momentos de temor y después salen los dueños del mundo a decir “esperen, volvemos a la normalidad, yo pongo las reglas de juego y ustedes trabajan para mí”. Esta es una nueva quiebra de este mundo hecho con exclusión; en los últimos 30 años el crecimiento de la economía dejó afuera del reparto al 80% de la población del mundo. Es catastrófico, es el siglo XIX, una concentración fenomenal y eso explotó.

 

-El ministro Martín Guzmán cerró el acuerdo con los acreedores después de una larga negociación ¿cuál es su opinión al respecto?
Como proceso de normalización de la economía pos macrista el Gobierno se había propuesto empezar por el tema de la deuda. Este tema es largo y Guzmán ha logrado un resultado muy importante, en una negociación muy compleja porque con esta gente no hay forma de razonar, la única lógica que cunde es la del poder y tienen mucho. A partir de ahora, Argentina tiene un panorama bastante despejado, contrariamente a lo que la gente cree, para empezar una nueva etapa de recuperación pero todo después de la vacuna. ¿Qué puede hacer el Gobierno más que lo que está haciendo? Lo que se hace en todo el mundo, que el Estado ponga plata para que las cosas no se terminen de caer. Argentina tiene que vivir con empresarios, trabajadores, sindicalistas y el ruido con los argentinos si no hubiera arreglado la deuda haría mucho más difícil la reconstrucción porque ya tiene todos los costos internacionales desde que a Macri le dejaron de poner dinero. Así que no se está jugando una relación con las finanzas mundiales, se está jugando la capacidad interna de reconstruir la economía. En mi opinión la deuda debiera haber sido repudiada e investigada pero el gobierno prefirió pagarla. Argentina no es un país revolucionario, no quiere ningún lio la población argentina que la saque del mundo occidental, Europa, EEUU, y Miami.
-Esa es una apreciación en el marco cultural, pero en los hechos concretos habría una restricción de la inversión.
Exactamente, cuando hablamos de inversión hablamos de actividad, o haces una economía privada o semi pero con fuerte peso en lo privado que es lo que Argentina quiere hacer. Lo que costó avanzar con una empresa de mafiosos como Vicentín marca un poco el estado de lo posible. Nadie está pensando acá en una economía centralizada donde el Estado sea el actor principal de la producción, en ningún lugar del mundo están pensando eso, la cosa comunista. China es un país comunista pero con producción privada. Eso requiere un orden, que se haya arreglado la deuda favorece ese orden, en todo sentido, en el precio del dólar, del dólar blue, todo lo que perjudica los negocios, frena. En ese sentido, Argentina tiene un horizonte promisorio después de la pandemia al reactivar la economía, no inmediatamente pero no le va a ir mal con los mismos actores que tiene.

-El 9 de julio Alberto Fernández  se mostró con empresarios del establishment más esquivo al desarrollo nacional ¿cómo evalúa esa foto respecto al futuro de la recuperación de la economía?
La recuperación va a ser parecida, no en el sentido de estructura de la economía porque no es la misma, a lo que pasó en los gobiernos peronistas más exitosos que es gobernar con esa gente en contra y con esa gente ganando plata, no va a cambiar ideológicamente la mentalidad. Hay gente hoy que sigue hablando de Macri, ¿cómo cambias esa mentalidad? Pasan todos los días por televisión que has estado gobernado por el hampa más mafiosa de la Argentina y siguen diciendo “no, es mejor eso que el peronismo”. Esos empresarios que estaban con Alberto siguen pensando así. Se tiene que gobernar con independencia de esa idea, de esa gente, si tenes un país que funciona, funcionan las empresas, se adecuan.

-Hay un movimiento de la derecha mundial que dice: “Ustedes quieren quedarse con la propiedad privada”. Pero si hay alguien que nunca tuvo esa intención se llama Alberto Fernández, el peligro es que eso sea la espuma para avanzar con abusos en el trabajo virtual, ¿cuál es su opinión?
Nunca tuvo esa intención el peronismo, tampoco. Lo que se juega después de la pandemia es eso, la uberización del trabajo que explotó y está en crisis. La gente está con bronca con eso en el mundo y el estado del mundo no es bueno, es una crisis civilizatoria. Eso es lo que hay que resolver y para eso hay dos grandes proyectos: la derecha más rancia que quiere profundizar eso y los que quieren un mundo diferente. El primero, con menos capacidad de generar una visión común hoy porque la visión del neoliberalismo es muy clara y esta afincada en la mente del mundo. El otro es algo en construcción y menos claro, pero eso se va a dirimir en las luchas mundiales y en cada país. Difícil pensar el final de todo eso, o se profundiza y se termina porque la ecología esta crujiendo cada vez más o se busca una vuelta para que eso no pase. De la posguerra salió una visión digamos, progresista vista en retrospectiva pero claro, en medio de eso hubo Mayo del ‘68, era un mundo mucho mejor que el que tenemos. ¿Cómo va a terminar esto? ¿Va a seguir la precarización, las grandes multinacionales controlando la localización de la producción ahí donde hay mano de obra más barata? El resurgir de nacionalismos, tipo Trump o el Brexit también están en offside porque el mundo requiere hoy una solución global para esto. Han quedado fuera del mundo los que tenía una solución puramente nacional, los que más pobreza mostraron ante la pandemia fueron Inglaterra y EEUU. Están sin saber dónde está la tierra firme, lo único firme es profundizar el neoliberalismo diabólico porque de continuar esto así lleva a la extinción de la vida humana en la tierra. Lo único que queda es que la gente tome conciencia. ¿Dónde está el promedio de pensamiento del argentino respecto a eso? En eso soy más optimista que pesimista porque estos movimientos de extrema derecha del macrismo están de capa caída hoy, incluso con las cacerolas.

-Respecto a generar sinergia como aquello que ante el comunismo unió en las ideas keynesianas, ¿qué sería lo equivalente hoy a la amenaza comunista?
El terror ecológico. La gente en algún momento va a tomar conciencia de que el mundo se está acabando, ese terror va a ser muy fuerte.

-Lo que Laclau llama significante hegemónico pensando en la idea no del reparto de dinero sino «tomemos medidas porque se nos cae le mundo», ¿hay posibilidad de luchar contra el desastre ecológico si no se pone limite hasta jurídico a la propiedad privada? Evitar que se destruya el Amazonas o el bosque santiagueño a manos del “yo soy dueño”.
Un límite es la Asignación Universal o poner un salario universal. Si uno toma el PBI de todo el mundo y lo divide en la población mundial hoy da entre de 5 y 6 mil dólares por familia tipo. Eso no pasaba en 1920, no alcanzaba la producción mundial. El mundo de hoy es de abundancia. Eso marca una posibilidad material si la gente puede verla y por otro lado, si puede ver la catástrofe muy cercana eso puede servir de límite para decir algo hay que hacer. Cuando la gente toma conciencia de que algo hay que hacer después viene la discusión sobre la forma de repartir entre trabajo y capital los frutos del crecimiento. El “yo soy dueño” la lleva más difícil que antes. En Alemania, el Estado se está quedado con parte de grandes empresas privadas, eso es un límite a la propiedad privada. EEUU con un 10 % de déficit que después tendrán que pagar los privados es un límite a la propiedad privada, limite que pone la realidad. El ejercicio que se viene pasa por este tipo de discusión para intentar cambiar las cosas que han causado este problema, cambiar la precarización, la globalización a escala de las corporaciones, el capitalismo rentista. Si pones ahí un límite, en cadena se vienen formulaciones jurídicas y tenes que atacar los paraísos fiscales si queres ir en contra de la especulación y eso está bastante avanzado. Lo peor de la Covid-19 es que ha habido una enorme huida de capitales, más de 100 mil millones de dólares de países menos desarrollados a EEUU, la cifra más grande jamás conocida. La Covid-19 le genera a Argentina los costos de crisis sanitaria pero sin el costo mayor como en estos países, que no es que no lo sufrió sino que ya lo había pasado antes. La pandemia no ha sido la hecatombe, por lo que creo que arreglado el tema deuda, el horizonte es bastante promisorio.

 

Hugo Ferullo es Profesor e Investigador de la UNT y Doctor en Economia por la Universidad Lumiere Lyon 2, Francia.

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