Una nueva hegemonía

A woman holds a placard reading "Justice" during a demonstration to mark the International Day for the Elimination of Violence Against Women on November 25, 2017, at the Puerta del Sol square in Madrid. / AFP PHOTO / GABRIEL BOUYS

Cuáles son las preguntas que emergen en la escena global frente al ilimitado desenfreno capitalista aun en tiempos de pandemia. Eduardo Núñez Campero se plantea en estas líneas, interrogantes inquietantes acerca de qué instancias y por medio de qué sujetos sociales emergerá aquello que devuelva sentido a las luchas por transformar el presente y futuro de la humanidad.

AFP photo. Gabriel Bouys

Por Eduardo Núñez Campero*

¿Podríamos establecer una continuidad entre las luchas llamadas setentistas y las inquietudes que cruzan la actualidad?
Podríamos encarar con cierto escepticismo esta cuestión considerando el efecto que sobre la subjetividad de nuestra época ejercen los mensajes que denigran aquellas luchas calificándolas de violentas ingenuas, utópicas. etc. Podríamos discutir la justeza de tales imputaciones pero debemos advertir la eficacia que la campaña de desprestigio de esas luchas ha tenido como lo demuestran la aparición novedosa de una derecha militante y el inédito triunfo electoral del PRO. Distingamos entonces las banderas esenciales del setentismo y por contraposición advertiremos qué se ataca cuando se ataca el setentismo. Es posible reconocer varias grandes tendencias en él pero también es posible que el anticapitalismo y el antiimperialismo le permitieran reconocerse a todas ellas.
¿Cuáles son las grandes cuestiones que inquietan y movilizan a nuestra época? ¿Qué cosa puede provocar una tensión que movilice la acción y el pensamiento con fuerza capaz de transformar la pregunta inicial en una rotunda afirmación que permita el encuentro de generaciones e ilumine aquellas luchas? Los postulados ecológicos y los programas feministas tienen la virtualidad de establecer un nuevo programa que exponga un nuevo y acuciante motivo para poner límites a la explotación de la tierra, al consumo reglado solo por el deseo y a la consiguiente acumulación infinita de capital.
Está claro que el derecho irrestricto a la propiedad privada recusa cualquier política que pretenda responder a la acuciante necesidad de asegurar la “casa de todos”. La perspectiva feminista está en condiciones de poner un freno a la cultura capitalista del “cuanto más mejor” en la medida en que la sexualidad femenina puede introducir en la cultura contemporánea la lógica del “NO TODO” tal como enseña Lacan, es decir la posibilidad de descompletar las series infinitas que conducen la sensibilidad del poder capitalista e imperial. Esto supone que aquellos movimientos comprometidos con el progresismo, el nacional populismo y la democracia, no solo formal sino de participación efectiva, impulsen la incorporación de estas banderas para generar una nueva hegemonía capaz de resucitar con más fuerza y urgente razón las luchas anticapitalistas y antiimperialistas de cuyo éxito depende ahora la existencia de la humanidad entera.

*Psicoanalista.

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